Hoy la calle no estaba mojada, ni los pasos de la gente que te acompañaban bajo el inclemente sol de Santiago tardaron cinco minutos en llegar a tu lugar de reposo.
Te conoci a ti, antes que a tu Chile que desde entonces tambien fue mio. Por ti, por la Violeta, por Neruda, por Allende y por tantos a los que cantastes, de los que cantastes y sobre todo a los que apoyastes desde todos los espacios que creastes para llevar la cultura al pueblo.
Quizas el tiempo ha ido olvidando las preguntas al señor Perez Sujovic, pero siguen surgiendo desgraciadamente todavia otros Puerto Montt, aunque estos esten situados en otros lugares del planeta; aunque los ejecutores de los pueblos indefensos tambien sean terroristas desalmados.
Este dia, seguro que Maria abrio sus ventanas para oir tu voz al paso del cortejo. Hasta los niños yunteros dejaron la fragua que todavia los explota en este mundo, para acompañarte a tu ultima morada.
Son tantas las cosas que querria decirte, que se me atropellan y me impiden expresar todo el sentimiento de afecto y de agradecimiento que siempre senti por ti.
Te recuerdo Victor.
Tu vida siempre sera eterna en nuestro corazon.
Hasta siempre compañero.
Hasta siempre hermano.
