El 1 de septiembre de 1965 era miércoles. Hacia poco mas de un mes, que había dejado el Colegio Santo Ángel de la Guarda, donde había permanecido desde los tres años. Aun no había cumplido los catorce años.
Aquel día, comenzó mi etapa laboral, que acabaría 50 años después, un 31 de julio del 2015. Casi ininterrumpidamente, salvo algunos pequeños lapsus de tiempo, que en conjunto no habrán llegado a los seis meses.
Aquella mañana de septiembre del 65, llegue a la Plaza de Cetina de Murcia, antes de que abrieran la Imprenta Arenas. Bueno, la Imprenta Viuda de Manuel Arenas, porque muy cerca de allí, en la misma calle del Teatro Circo, existía la Imprenta de Miguel Arenas. Esa puntualidad adelantada, ha sido siempre mi 'manía', no solo para el trabajo, sino para cualquier cita.
El trabajo lo había conseguido, gracias a que mi padre, que conocía a Miguel, el gerente de la imprenta. Allí, junto a Mariano, Jesús, Antonio, Pepe y Cristobal, comencé mi primer trabajo: Aprendiz de 4ª de Imprenta.
Limpiar y barrer aquel sótano, cuyas ventanas estaban a ras del suelo de la calle, fue mi primera labor. La limpieza, se hacia con serrín impregnado en zotal, que se iba desplazando por todo el local, recogiendo la suciedad a su paso. Luego vendría el 'limpiado de rayas', que consistía en mojar con petroleo unas laminas de bronce de distintos grosores y longitudes, que servían para preparar los moldes que conformarían el trabajo de impresión http://cloud2.todocoleccion.net/antiguedades/tc/2013/01/29/35511501.jpg, necesitaria otra vida, para explicar con detalle todos y cada uno de los componentes tipográficos, tan apasionantes, como olvidados hoy en día, gracias (o por culpa) de la informatización, de la cual también he formado y sigo formando parte.
Reparto de impresos por toda la ciudad, al principio andando, hasta que Miguel me dio el ultimátum: O aprendía a montar en bicicleta, o me quedaba si trabajo. Y allí estaba mi paciente y querido padre, enseñándome a montar en bicicleta, en el proyecto de calle, que había a los pies de Radio Juventud de Murcia; ahora veo que se llama Calle Isaac Albeniz. Al final, aprendí a montar en bici y pronto los paquetes me superaban la cabeza, atados en el portaequipajes, tanto es así, que para subir el puente de los Peligros, en dirección al Barrio (en Murcia no hace falta decir el Barrio del Carmen, porque este, siempre será el Barrio), pues bien, al emprender la subida, no tenia mas remedio que bajarme de la bici y subir andando,haciendo equilibrios para que el 'caballo' no se desbocase. No es mi intención después de tantos años, criticar a mi jefe, por estas y otras cosas, asi que me callaré y no seguiré relatando con detalles, ...lo dejaré para 'Mis Memorias', aunque al ritmo que se me olvidan las cosas, acabaré haciendo una hoja parroquial.
Cuando se acabaron los cuatro años de aprendizaje, obligatoriamente, tenían que hacerme Oficial de Tercera, pero como no había trabajo para tanto, tuve que buscarme otro sitio. En realidad, también me lo busco mi padre, por medio de un conocido, Mariano, que trabajaba en Gráficas Belkrom. Allí trabaje durante varios años, junto a grandes compañeros y compañeras, algunos de los cuales he podido recuperar en la distancia y al mismo tiempo la cercanía de Facebook. Al mismo tiempo, desperté de mi letargo y comencé a comprometerme sindicalmente, gracias a Paco Solano, un compañero de la litografía, que mas tarde tubo compromisos políticos de mas envergadura.
Afiliado a la USO todavía clandestina, tomamos dramáticamente los sindicatos verticales. De Murcia a Madrid como liberado de la USO de Artes Gráficas y de allí, después de algunas peripecias, el amor me llevo a Valencia.
Gracias a Nicolas David, me puse en contacto con Paco Muñoz y trabaje junto a él en Valdisc durante un tiempo. Posteriormente, monté un kiosco-papelería ruinoso, que cerré para unirme a Miguel Baixauli en SAUT y dar cursillos de informática, especializados en CAD/CAM, durante varios años. Los tiempos de SAUT acabaron y me uní al proyecto de mi mujer y otras compañeras de la Escoleta de el Parc y montamos la Escola Infantil Tramvia El Parc. En un principio, mi cometido era el de dar informática, aprovechando los locales de la escuela, pero nos dimos cuenta que hacia falta un cocinero y me dieron un paso al frente. A esto se unió la contabilidad y otras cosas que fui asumiendo por el camino.
Hoy, tras mas de veinte años en la escuela, he preparado mi ultimo menú. Creo, que todavía estoy bajo los efectos de una anestesia, que ha hecho coincidir mi jubilación y las vacaciones. Creo que cuando llegue septiembre seré realmente consciente de que me falta algo. Mientras tanto voy recordando todos l@s amig@s que he ido haciendo desde aquella mañana de septiembre de 1965.