Cuando fue tomando forma, que los terroristas eran los Guardias civiles, bajamos a comunicarselo a Zaguirre, pensando que alli trabajaba todo el mundo y nadie se habia enterado. Nos lo encontramos en el pasillo y ya sabia lo ocurrido, nos reunio a todos los que estabamos en las dos plantas y nos invito a marcharnos, porque los policias que custodiaban el edificio habian sido llamados a la comisaria mas cercana. Tambien nos pidio que no volvieramos al dia siguiente, por si acaso.
Con tanto miedo en el cuerpo, que ya se me salia por las orejas, bajamos a la calle, dirigiendonos al metro. Los locales de la Confederacion Sindical, estaba situada en el Barrio de Salamanca de Madrid, en plena Zona Facha. La Entrada del Metro estaba al volver la avenida, a unos doscientos metros, pero se nos hizo eterno. Hay que pensar, que mi atuendo era de barbudo "rojeras", lo que ya me asignaba muchos puntos para ser blanco de los azules.
Tras dos cambios de Metro, llegamos a la Plaza de Castilla y al salir a la calle para coger el autobus que nos llevara al barrio de Begoña, pasamos por el kiosco y sufri una de las emociones mas fuertes hasta ese momento, en el momento que llegabamos, dejaron un hatillo de periodicos en el suelo, era EL Pais y casi ocupando la primera pagina, rezaba: "EL PAIS CON LA CONSTITUCION". No se si por prudencia, me trage las lagrimas, pero aquello significaba, que habia un rayo de esperanza.
En el trayecto del autobus, algunos jovenes fachas, se dedicaron a hacer comentarios de alegria por lo que ocurria en el Congreso, pero la verdad es que casi todo el mundo les ignoraba.
En casa, huerfanos del resto de habitantes, que se habian marchado a Murcia unos dias, Paco y yo, nos dedicamos a escuchar con dos aparatos de radio que teniamos, todos los diales madrileños, pasando compulsivamente de una emisora a otra, intentando descifrar algo de lo que pasaba. Al mismo tiempo, veiamos la television, esperando alguna noticia.
Por nuestras cabezas, paso de todo. Nuestras firmas estaban estampadas en varias legalizaciones de sindicatos, por lo que estabamos "fichados" para la eternidad. Si habia caza de brujas, estabamos de los segundos o terceros. Nuetros planes, al mas minimo asomo de peligro, era bajarnos al piso de unas amigas enfermeras, nada relacionadas sindicalemente y libres de toda sospecha. Por supuesto, ya pensabamos en una salida hacia Francia si era necesario.
Afortunadamente, aparecio el Rey y eso casi nos tranquilizo, pero hasta que no vimos salir hasta el ultimo golpista, no nos sentimos seguros.
Todo el panico sufrido durante aquellas horas, se vio reconfortado dias despues, en la gran manifestacion de los habitantes de Madrid. Caminabamos desde el Paseo de las Delicias, pero no pudimos pasar de Neptuno. Cierto que todo el tiempo llevabamos tras la oreja, la posibilidad de que hubiera algun petardo o cosa similar, pero era mas fuerte la embriaguez de la multitud en defensa de la democracia, que el temor a unos chalados. Aquella noche, volvi a sentir la emocion que dias atras sintiera en el kiosco de la Plaza de Castilla, pero esta vez, no estaba escrito sobre papel, sino sobre el asfalto y las aceras. Mas de un millon de personas. Eso, si era EL PAIS con la Constitucion. Hoy hace 25 años y casi no me acordaba.
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Cristina Garcia Rodero (Rituales en Haiti)
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