Dias despues, una vez superado el estado anestesico que el horror aplica, entre el dolor, una luz se hizo cada vez mas visible: el comportamiento de los vecinos de Madrid.
Estoy seguro, que en todas las situaciones criticas, el ser humano es capaz de arriesgar su vida sin detenerse a calculos egoistas. A veces, mirado posteriormente, podria calificarse de temerario, pero es indiscutible, que dentro de las personas, hay una fuerza generosa que le impide asistir impavido ante el dolor de los demas.
Recordando los hechos de aquellas horas, surge entre las lagrimas, la sonrisa de agradecimiento a estas personas.
Todo Madrid fue una piña en ayuda de los que la necesitaban en esos momentos. Toda España, asistio conmovida a estos hechos. Ni tan siquiera las mentiras gubernamentales eran capaces de cambiar los sentimientos.
Hoy, dos años despues, los mentirosos de entonces siguen escupiendo veneno. Su inmoralidad, llega a tal extremo, que son incapaces de reconocer que pudieron equivocarse (vamos a ser benevolos), y dejar sus actos en el olvido, en vez de continuar con el cuento de la confabulacion. La justicia sigue su lento curso, en su dia todo saldra a la luz. Mientras, solo nos queda estar al lado de los que sufrieron las perdidas o las consecuencias fisicas de los atentados. Y redordar a los que se fueron. Y recordar (ellos nos lo avivan) a los que mintieron. Nosotros no olvidamos.
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