Hoy es Viernes Santo, seguimos físicamente en Madrid, pero mi corazón, está en Murcia.
Fueron muchos años, saliendo a la calle del Carril a ver la procesión de los "salzillos", en la esquina del estanco, junto a la taberna de mi abuelo. Cuando acababan de dar las seis, ya se oían pasar los "pitos" largos y los tambores, camino de la iglesia de Jesús. Hacia algunas semanas que nos acercábamos a la casa de Simón a escuchar los ensayos, olía a primavera y eso en Murcia embriaga. Los dirigía el hijo de Simón, Alfonso, que era conserje del cine Coy, también dirigía la banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja; así que teníamos un adelanto todas las noches de los que serian las procesiones en su parte musical. Pero el viernes santo era mucho mas, se que es irreverente, pero esta procesión era una fiesta para mi, los nazarenos cargados de caramelos, habas, huevos duros y otras muchas cosas mas; muchos de ellos vecinos de casa, huertanos de la Arboleja y de la Albatalia, conocidos y clientes de casa. De las imágenes, huelga lo que yo diga, porque todo esta dicho, parece que la belleza de las mismas, mitigara el dolor de lo que expresa.
A posteriori me entero que uno de mis tíos ha comentado hoy la procesión para un canal local de televisión, y además lo ha hecho muy bien.
Por Madrid, el día ha acabado como el de ayer, doloridos, parece que sea una pequeña contribución a los días en que estamos, pero el que algo quiere... La mañana empezó con un paseo por Castellana, en bus, por supuesto, para acabar en el Museo Sorolla. Un pequeño alto en el café Gijón, para continuar en una procesión para sacar entrar en el Museo Thyssen-Bornemisza; imposible verlo todo, quedara para otra ocasión. La comida, excelente, en Terra Mundi en la calle de Lope de Vega. Por la tarde, vuelta a Madrid en el circular, visita y fotos en la puerta de Alcalá y paseo a Cibeles, Arenal y el Palacio Real, con posterior desembocadura en la Plaza Mayor. La cena una odisea, después de buscar, en decenas de sitios por la zona, menos mal que no acabamos en un burguer.
Mañana será otro día.
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