Alguna palabras, aun siendo opuestas, estan predeterminadas a convivir, como por ejemplo, amor y odio, otras por el contrario, es imposible cualquier union, como vacaciones y madrugon. Pues por la chispa de un cortocircuito, el milagro se realiza.
Todos, casi puntuales, a las 6 de la mañana en pie, para saborear un desayuno luxemburgues y ponernos rumbo a Bingen en tierras germanas, para subir a bordo del barco que nos llevara por las aguas del Rhin.
Durante el trayecto, damos cuenta de un almuerzo aleman, hasta la ciudad de Boppard, donde despues de un pequeño paseo, abordamos nuestro autobus y partimos hacia Colonia.
Mucha ciudad, mucha historia, para tan solo 30 minutos de estancia. Apenas un vuelta dentro de la catedral y otra vuelta por los cafes para fondear en un WC y aliviar el peso interior. Maravilla comprobar dentro de la catedral, el sarcofago con las reliquias de los Reyes Magos, patronos de Colonia. Es impresionante, que estos sabios, que aparecen cuando nace Jesus, y nadie los conoce, luego fueran localizados y conservadas sus reliquias. A ver si aprenden los forenses de hoy en dia.
Ironias aparte, a pesar de los milagros que puedan comportar dichas reliquias, los organizadores de nuestra marcha europea, debieran saber, que es imposible ver Colonia en tan poco tiempo y que no merece la pena la parada, para ponernos los dientes largos. Mejor seguir el camino a Amsterdam y llegar un poco antes para descansar.
Menos mal, que esta vez la llegada a Amsterdam fue sin apreturas y no tuvieron que "aguantarnos" la cena. Amsterdam, bien, a media hora del hotel, eso si, previa cogida de autobus hasta el aeropuerto y luego del tren hasta la ciudad. Un poco retirado, pero bien para meditar.
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