Si soy sincero, me importa un pepino, si Catalunya se independiza, como si Andorra y Portugal, se unen al Sacro territorio patrio español.
Se, que a muchos les escandalizara esta opinión mía, así, que amplio la importancia pepinal, a los escandalizados y sus opiniones.
Imagínense, lo que me puede importar, lo que ocurre a miles de kilómetros, en territorio de buen whisky y mejores gentes.
Entonces, porque pierdo el tiempo y el espacio bloguero hablando de estos temas: ¡Porque me importan las gentes y sus opiniones!, a favor y en contra.
No puedo explicarme, a estos individuos, que perdidos en los campos mesetarios, se ponen a gruñir como unos auténticos becerros, porque hay gente en Cataluña, que quiere independizarse, como si esa independencia, supusiera que le robaran una cabra o le expropiaran su casa. Les duele que otros, a cientos de kilómetros, puedan querer tener otro estado, separado del suyo, como si el hubiera construido piedra a piedra y terrón a terrón, las lindes de todo el territorio. Parece que les importa, la tierra y las gentes a las que no pierde oportunidad de boicotear, insultar cargarle con la causa de todos los males que puedan estar afectando al resto del territorio. ¡Coño!, si tan infectos son, lo mejor es cortar y aislarse de ellos.
Quizás ellos mismos no sepan que les ocurre. En el fondo, para que ese pensamiento les vaya inundando sus pensamientos y obras, ha habido un previo abono, sibilino, pero empapador, que ha ido forjando esas ideas y esos comportamientos. Al final, cuando todos los llamamientos sentimentales, no hacen mella en los independentistas, se saca a pasear el lobo económico, como el exorcismo que les hará expulsar el diablo que llevan dentro. Pasa lo mismo con Escocia, cuando el Londres han visto las orejas al lobo, se destapa la caja de los truenos tremendistas, para acojonar al respetable votante y que piense, que su voto positivo, es un pase al tercer mundo.
Si, son dos realidades diferentes las de Escocia y Cataluña, pero los lobos son iguales.
Todo lo anterior, no quiere decir, que este de acuerdo con los independentistas catalanes, así como tampoco con los 'españolistas' catalanes. Si hemos llegado a este siglo, no ha sido por las guerras fratricidas, sino por las luchas democráticas. Pueden ser tan loables los deseos de unos, como los de otros. Ante una apuesta de este tipo, solo las urnas están capacitadas para dar la solución. Y solo los afectados directos, los que deben decidirlo.
Hay que acabar con las guerras. No solo las que utilizan armas para matar gentes, sino las que utilizan medios de comunicación, para conseguir lo mismo. En los últimos años, los medios de comunicación han caído en manos del capital y estos dirigen el mundo como quieren. Si, también los gobiernos y muchos políticos han caído en sus manos, así que, o nos buscamos la vida los de a pie, o rescatamos a la política de las garras dominantes.
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